La arquitectura moderna plantea exigencias que van más allá de los aspectos estrictamente funcionales o de los conceptos relativos a la utilidad y la belleza. El diseño actual intenta establecer un nexo entre los valores arquitectónicos y los psicológicos.
La personalidad de cada individuo es un factor determinante en la solución adoptada para cada hogar y constituye un principio de validez. Muchos arquitectos buscan combinar la intensidad y la dinámica, armonizando propósitos e identidades.
Unir el afuera y el adentro
Lograr que la casa palpite como un ser vivo en todas las direcciones del espacio es el objetivo de muchos arquitectos. Por ejemplo, una casa que se organice alrededor de una chimenea colgante y se separe funcionalmente del resto mediante desniveles en el suelo conforma un espacio protegido pero visible desde cualquier punto.
Integrar diferentes ambientes
Una cocina amplia, alegre, dispuesta con todo su equipamiento en forma de U puede integrarse con el comedor diario delimitado por revestimientos vinílicos con motivos gastronómicos. En el centro de la cocina es aconsejable ubicar una mesada adjunta que contenga el horno y los anafes.
Otros ambientes que pueden ser interesantes al integrarlos son el estudio y la biblioteca. Ubicarlos en una planta superior (si la hay) compartiendo un extremo de cuadros, adornos y elementos de bambú e hilos, juegos y juguetes, otorgan un aspecto estético verdaderamente atractivo y agradable a la vista.
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